21 de Septiembre | Día Mundial del Alzheimer
En total, más de 500 mil personas lo sufren en el país y se estima que en el mundo se diagnostica un caso cada tres segundos. En el Día Mundial del Alzheimer, especialistas hicieron hincapié en la importancia del diagnóstico precoz y resaltaron siete factores de riesgo modificables, que podrían disminuir el riesgo.
Es la principal causa de demencia en todo el mundo. La enfermedad de Alzheimer, descrita por primera vez por el neurólogo alemán Alois Alzheimer, es una enfermedad física que afecta el cerebro. En la Argentina, se estima que 1 de cada 8 adultos mayores de 65 años la padecen, y la cifra alcanza a más de 500 mil personas que lo sufren en total.
Sin embargo, se trata de una patología cubierta de un velo de estigma y desinformación, que a lo único que lleva es a retrasar su diagnóstico.
El entorno familiar, social y laboral de una persona diagnosticada con la enfermedad del Alzheimer recibe un fuerte impacto, sobre todo ante los cambios que el padecimiento produce, pues a las personas con estas condiciones les toma tiempo realizar tareas simples, olvidan conversaciones o tienen cambios en su comportamiento.
El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, fecha que fue elegida en 1994 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Alzheimer (ADI) para concienciar y ayudar a prevenir esta enfermedad mental.
«La demencia es un nombre genérico para los síndromes cerebrales degenerativos progresivos que afectan la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la emoción. La enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular son los tipos más comunes. Juntas son las responsables de hasta el 90% de los casos de demencia. Esta patología no respeta fronteras geográficas, clases sociales ni económicas. Cada tres segundos alguien en el mundo la desarrolla. Se estima que el número de personas que viven con demencia en todo el mundo es más de 50 millones y se espera que se duplique cada 20 años, llegando a 152 millones para el año 2050. Es por esto que hoy se considera que la demencia es una de las crisis de salud más significativas del siglo XXI», explicó la médica neuróloga y responsable del área de Neurociencias Cognitivas del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (Ineba), Verónica Somale.
La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia y abarca entre el 60 y el 70% de los casos a nivel mundial, según datos de la OMS. La demencia comprende problemas de memoria, lenguaje, atención o razonamiento, que por su severidad impiden que una persona realice sus actividades cotidianas en forma independiente. En este contexto, la demencia no está necesariamente acompañada de síntomas conductuales o anímicos, aunque estos pueden estar presentes.
«El Alzheimer afecta el cerebro impidiendo el normal funcionamiento de las neuronas. Es una enfermedad que progresa lentamente y cuyos síntomas van apareciendo o acentuándose a lo largo de los años. De hecho, los cambios microscópicos en el cerebro empiezan a producirse hasta 15 o 20 años antes de la aparición de estos signos. La sobrevida luego del diagnóstico varía en promedio entre siete y 15 años». La médica neuróloga María Alejandra Amengual (MN 105232) señaló que «varios síntomas que son frecuentes en la enfermedad de Alzheimer, tales como la pérdida de memoria, la dificultad para encontrar las palabras correctas y los cambios de humor, también pueden observarse en la depresión o en el envejecimiento normal. Sin embargo, se diferencian por el grado de interferencia que generan para el desarrollo de actividades habituales».
Según la especialista del Sanatorio de Los Arcos, «es común que dentro del envejecimiento normal se olviden ocasionalmente nombres o citas, pero suelen recordarse con posterioridad. En cambio, en aquellas personas que padecen Alzheimer, pueden presentarse episodios de pérdida de memoria frecuentes que comprometen las actividades de la vida diaria. También pueden aparecer dificultades para realizar o resolver tareas con las que estaban familiarizados».
Con respecto al lenguaje, una persona que se encuentra transitando la vejez puede tener dificultades ocasionales para encontrar una palabra específica, mientras que en el caso de padecer Alzheimer, presentará problemas para comunicarse. «Otros síntomas de esta enfermedad pueden ser: problemas de percepción visual, pérdida de objetos o guardarlos en lugares inapropiados, fallas en el sentido común y en la capacidad de juicio o toma de decisiones, abandono de actividades sociales y cambios en el humor y la personalidad», detalló Amengual.
En caso de presentar alguno de estos síntomas, es fundamental consultar a un especialista de manera inmediata, quien realizará los estudios necesarios para el correcto diagnóstico. Es importante tener en cuenta que, si bien hay características generales que todos comparten, cada persona es diferente: el impacto de la enfermedad, la forma y velocidad de progresión son variables que hacen que cada caso sea particular.
Un diagnóstico precoz y acertado es fundamental ya que permite al médico recomendar modificaciones del estilo de vida, brindar un pronóstico y posibilitar que el paciente tome decisiones respecto a pautas de manejo futuro. También, es importante para prevenir riesgos que pudieran depender de olvidos u otros síntomas cognitivos. Asimismo, dará la posibilidad a la familia de estar informada sobre lo que le está ocurriendo a su ser querido y así acompañarlo de la mejor manera.
El diagnóstico incluye, en general, diferentes instancias, según precisó Amengual, y detalló: «En la entrevista inicial, el neurólogo realizará un interrogatorio específico y detallado para recabar información sobre los síntomas (características, severidad, tiempo de evolución) y los antecedentes del paciente que puedan resultar relevantes. También se realizará un examen físico neurológico (evaluación de fuerza, reflejos, equilibrio, entre otros)».
Luego, un análisis de laboratorio buscará «descartar otras causas que puedan generar las dificultades observadas, como por ejemplo anemia, alteración de la función tiroidea o déficits vitamínicos». Y una evaluación cognitiva «para determinar, en forma específica, cada una de las funciones y establecer si el paciente rinde dentro de los parámetros esperables para su edad y nivel de educación o, determinar la severidad de estas dificultades».
Finalmente, estudios complementarios de neuroimágenes (resonancia magnética o tomografía computada de cerebro) brindan información de la estructura del cerebro y evidencian si el mismo presenta lesiones u otras alteraciones que expliquen los síntomas.
Un tratamiento con dos aspectos básicos
«No existe en la actualidad un tratamiento curativo de la enfermedad de Alzheimer, ya que su etiopatogenia no fue esclarecida. A partir de algunos estudios contra placebo se demostró el beneficio de tratamiento farmacológico con sustancias que actúan modificando la neurotransmisión cerebral, como los inhibidores de colinesterasas (donepecilo, rivastigmina, galantamina) en etapas iniciales y moderadas y los moduladores del glutamato como la memantina en etapas moderadas a avanzadas». Juan Martín Messina es médico neurólogo (MN 111806/MP 332252) de los Centros de Diagnóstico DIM y explicó que «otros fármacos se utilizan para controlar algunos síntomas que suelen asociarse a la enfermedad, como las alteraciones conductuales, los trastornos del ritmo sueño vigilia y las alucinaciones. Ejemplos de éstos son los neurolépticos atípicos como la quetiapina, los inhibidores de recaptación de serotonina como la fluoxetina o los hipnóticos como el zolpidem».
Asimismo, existen opciones no farmacológicas, entre las que, tan importantes como las anteriores, «se destaca la estimulación cognitiva o talleres de memoria y el ejercicio físico aeróbico regular».
Y tras asegurar que «este abordaje se basa en cuatro pilares que también son fundamentales para la prevención», enumeró:
1- Seguir una dieta saludable con bajo contenido de grasas y alto contenido de cereales, frutas, vegetales y pescado, asegurando una nutrición equilibrada.
2- Realizar actividad física en forma regular (brinda múltiples beneficios en la cognición, el ánimo y la salud en general).
3- Participar de actividades sociales, ya que implican la interacción con otras personas, intercambio de ideas, oportunidades de ejercitar el lenguaje, adaptación y empatía.
4- Estimulación cognitiva, ya sea individual o en forma de talleres grupales, para estimular las funciones afectadas así como para generar estrategias que compensen las dificultades en lo cotidiano (por ejemplo, al aprender un idioma o desarrollar un nuevo hobby).
En este sentido, es importante sumar la prevención de factores de riesgo vascular, ya que «todo lo que le hace bien al corazón también beneficia al cerebro: evitar el tabaco, realizar controles médicos regulares para detección precoz y manejo adecuado de la hipertensión arterial, la diabetes y el exceso de colesterol».
El Alzheimer en números
1/8 lo padecen. En la Argentina, se estima que uno de cada ocho adultos mayores de 65 años padecen la enfermedad de Alzheimer u otra demencia. Hay en el país más de 500 mil personas que lo sufren.
3 segundos. Se calcula que cada tres segundos, alguien en el mundo es diagnosticado con demencia. Según la OMS hay 50 millones de personas que la padecen y entre el 60% y 70% de esos casos corresponden a Alzheimer. Se prevé que para 2050 se triplique esa cantidad.
6 hábitos saludables. Son los que pueden ser el escudo protector de la salud del cerebro: mantenerse estimulado cognitivamente, alimentarse de manera saludable, controlar los factores de riesgo cardiovascular, realizar actividad física, conservar el bienestar emocional y mantener la actividad social
7 factores de riesgo. Sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, obesidad en la adultez, diabetes, depresión y baja educación formal. En todos los casos, se trata de factores modificables, por lo que mediante diferentes iniciativas se podría disminuir el riesgo de Alzheimer.
8 millones de latinoamericanos. Según la OMS, para el año 2030 habrá casi 8 millones de personas con demencia en América Latina, siendo la región donde se prevé el crecimiento más acelerado en los próximos años.
Fuente: Infobae